Es importante que el senderista sepa por dónde está caminando. Que las piedras sobre las que se apoyan sus botas tienen historia y que el trazado de los senderos responda a criterios peatonales. Sorprende a propios y extraños la inteligente manera con la que serpentean cómodamente estos antiguos caminos por laderas imposibles, en busca de la ruta más lógica hacia una degollada o hacia la cumbre. Llama la atención el suelo empedrado, las paredes laterales, los robustos contrafuertes y los muros de contención.
En una orografía tan abrupta, el correcto diseño de los caminos era fundamental para garantizar unas fluidas comunicaciones en la isla. De ahí su pretérita importancia. Y de ahí su actual importancia como patrimonio y como soporte de una actividad en la que se apoya una buena parte de la economía palmera.
Cuando se diseñó la Red de Senderos se tuvieron muy en cuenta determinadas características de los caminos palmeros, especialmente las que estaban en relación con su funcionalidad tradicional. Se intentó que los senderos actuales tuvieran coherencia en relación con su pasado, que enlazaran directamente con la estructura viaria anterior.