Geología

El fuego crea, el agua destruye

Ni siquiera en pleno siglo XXI se ponen de acuerdo los científicos en el origen de La Caldera de Taburiente. Después de mucho discutir, sólo hay una cosa segura: todo lo que vemos es producto de la lucha antagónica entre estos dos elementos.

Aunque su origen fue discutido apasionadamente durante siglos (llegó a hablarse incluso de la explosión de un gigantesco volcán), hoy parece claro que La Caldera es el producto de una milenaria y paciente labor de desgaste, llevada a cabo por el agua.

La Caldera está rodeada por algunas de las mayores elevaciones de la isla, con el techo en el Roque de los Muchachos (2.426 metros). El Pico de la Cruz (2.351 metros), el Pico de la Nieve (2.232 metros) y el solitario Bejenado (1.854 metros) son otras de las alturas más reseñables del Parque Nacional. Todos ellos son el recordatorio de la relativa juventud de una isla con apenas 3 millones de años de existencia. De hecho, aunque en su parte exterior los desniveles son algo más moderados, dentro del Parque Nacional pueden contemplarse paredes casi verticales de unos 800 metros de altura, con desniveles totales que llegan a superar los 2.000 metros.

La actividad erosiva del agua, que como hemos visto está en el mismo origen de La Caldera, ha creado numerosos barrancos tanto dentro como en los alrededores del Parque Nacional. El más importante de ellos es el Barranco de las Angustias , que desemboca en el Puerto de Tazacorte tras unos ocho kilómetros de recorrido. Su fuerza erosiva es de tal calibre que podríamos decir que ha conseguido escarbar la isla hasta los huesos: en algunas partes de su cauce pueden observarse las lavas almohadilladas que forman parte de su antiquísimo complejo basal. Bombas de Agua, Almendro Amargo, Ribanseras, Verduras de Alfonso y por supuesto Taburiente son algunos de los barrancos interiores de La Caldera. En el exterior, el agua ha formado también una red de sobrecogedores cauces radiales, que abarcan todo el norte de la isla. De oeste a este, y en el sentido de las agujas del reloj, podríamos mencionar Los Gomeros, Garome, San Mauro, Briestas, Barranco del Cedro, Franceses, Gallegos, San Juan, La Galga, Nogales, Barranco Seco, Barranco de la Madera y Barranco Hondo.

Por último, debemos mencionar la existencia de los llamados roques (estructuras verticales que, por la extrema dureza de su composición han resistido la acción de las fuerzas erosivas). Ejemplos de esta formación geológica pueden contemplarse en lugares como Roque Huso, Roque Salvaje, Roque de la Brevera Macha o Roque de la Fondada. Pero el más significativo, y probablemente el más fotografiado, es sin duda el Roque Idafe . Observable desde la ruta de salida por el Barranco de las Angustias, cuentan las crónicas del fraile Abreu y Galindo (siglo XVI) que los aborígenes lo tenían por un lugar sagrado y vivían en el temor permanente ante su posible derrumbe, que consideraban el peor de los presagios.

PARQUE NACIONAL LA CALDERA DE TABURIENTE